Junio de 2021 – por Juan Pablo Ramos – Geólogo ACGGP
¿Cuáles son las más importantes?
Las causas del cambio climático global se pueden dividir entre aquellas que se dan por fenómenos naturales como erupciones volcánicas o glaciaciones, y las que son generadas por actividades humanas, donde destaca la emisión de gases y compuestos de efecto invernadero que son el motivo principal para el calentamiento del planeta. Esto se debe a que estos gases retienen la radiación solar y pueden permanecer por más de 50 años en la atmósfera aumentando la temperatura de la Tierra, de la misma forma en que lo hace el vidrio que cubre la estructura de un invernadero.
En este artículo, haremos un repaso de las actividades humanas que contribuyen en mayor medida a generar estos gases y compuestos de efecto invernadero. Como lo veremos a continuación, todas están relacionadas a esas acciones que llevamos a cabo en el día a día.
¿Cómo fabricamos cosas?
Los seres humanos empleamos una gran cantidad de materiales en la construcción de viviendas, carreteras, puentes y edificios. Entre los más importantes se destacan el hormigón, el acero y el cemento, los cuales son utilizados en muchas otras industrias como la fabricación de vehículos, barcos, trenes, fogones, maquinaria industrial, latas de alimentos y ordenadores. Los plásticos son asimismo materiales asombrosos que se encuentran en prácticamente todos los productos que usamos diariamente, desde ropa y celulares, hasta muebles y utensilios de cocina. El vidrio, presente en ventanas, botellas, carros, materiales de aislamiento y cables de fibra óptica o el aluminio son otros ejemplos de materiales esenciales para la vida moderna.
Sin embargo, la fabricación de todos estos materiales es la actividad humana que emite la mayor cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Casi una tercera parte de las emisiones globales está relacionada a cómo fabricamos todos los productos que empleamos diariamente. Por ejemplo, durante el proceso para obtener acero es necesario también generar dióxido de carbono en grandes cantidades; por cada tonelada de acero que se fabrica, se emiten cerca de 1,8 toneladas de este gas. Si consideramos que para el año 2050 la producción mundial de acero alcanzará los 2.800 millones de toneladas al año, es posible hacer una aproximación de la gran cantidad de gases de efecto invernadero que se liberarán solamente teniendo en cuenta este material de fabricación.
¿Cómo nos conectamos a la electricidad?
La electricidad alimenta todos los procesos industriales y domésticos que llevamos a cabo diariamente. Sin embargo, su producción contribuye en gran medida al cambio climático, por lo que lograr generar electricidad neutra en carbono, evitando un desastre climático, ha sido el mayor reto de las últimas décadas. Para ello y con el fin de producir electricidad sería necesario sustituir el carbón, gas natural y petróleo por otras fuentes de energía sin emisiones de carbón, ya que actualmente este sector emite cerca del 27% de gases de efecto invernadero a nivel mundial.
Sin embargo, esta no será una tarea sencilla. En la actualidad, los combustibles fósiles representan dos tercios de la electricidad generada en el mundo. El carbón, es responsable del 36% de producción de electricidad a nivel global, seguido del gas natural que aporta el 23% de la generación mundial. Estos combustibles fósiles son extraídos del subsuelo, trasladados a una central eléctrica y quemados. Una vez llevado a cabo este proceso, el calor resultante genera vapor que hace girar turbinas que producen electricidad. Descarbonizar la red eléctrica será uno de los objetivos fundamentales para los próximos años, una tarea ardua si consideramos que también es fundamental llevar electricidad a cerca de 860 millones de personas que no cuentan con un suministro eléctrico fiable en el mundo.
¿Cómo nos alimentamos?
La cría de animales y el cultivo para la alimentación es una de las principales actividades emisoras de gases de efecto invernadero. A menos que actuemos para limitarlas, esta cifra continuará aumentando ya que la población mundial cada vez será mayor. El cultivo y la cría de plantas y animales, emite cerca del 20% de los gases de efecto invernadero a nivel mundial, una cifra gigantesca, y considerando que necesitaremos producir mucha más comida en las próximas décadas para dar sustento a cerca de 10.000 millones de personas, las emisiones del sector alimentario incrementarían en dos terceras partes.
Esta gran cantidad de emisiones se debe en parte a que el estómago de las vacas produce metano que es expulsado por la boca de estos animales, el cual ocasiona un calentamiento por molécula 28 veces superior al dióxido de carbono. Si tenemos en cuenta que en el mundo hay aproximadamente mil millones de cabezas de ganado destinadas a producir carne y leche, se estima que el metano que liberan mediante eructos tiene el mismo efecto que 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono. Este cálculo no considera al resto de animales, los fertilizantes empleados en el cultivo de plantas y la tasa de deforestación que se da anualmente para llevar a cabo la ganadería.
¿Cómo nos transportamos?
Finalmente, la actividad de desplazarnos diariamente también es responsable de aproximadamente el 16% de la emisión de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Cuando los automóviles, barcos y aviones queman combustible, emiten gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global. Para lograr mitigar este efecto, tendríamos que sustituir esos combustibles derivados del petróleo y el gas natural por fuentes de energía que generen cero emisiones. Sin embargo, son muy pocas las alternativas que poseen la misma densidad de energía y que sean igual de económicas que la gasolina, esto significa que no será un proceso sencillo de aplicar.
Teniendo en cuenta cada una de las causas expuestas previamente, es posible corroborar que reducir la emisión de gases efecto invernadero será una tarea ardua, pero no imposible. Acciones como fomentar el uso de vehículos que funcionen con electricidad, usar medios de transporte públicos o bicicletas, hacer un uso eficiente de los materiales y productos que necesitamos diariamente, derrochar menos alimentos y reducir el consumo de electricidad en nuestros hogares y oficinas son acciones cotidianas que aportan a nuestro objetivo común. Adicionalmente, cumplir estas metas de reducción solamente será posible a partir del desarrollo de políticas públicas enfocadas a reducir las emisiones en todos los países, por lo cual cada ciudadano tiene un papel fundamental a la hora de elegir los gobernantes que tomarán decisiones en los próximos años y de involucrarse en los planes que sus ciudades, estados y naciones estén gestionando para aportar a mitigar las causas del cambio climático a nivel mundial.
Referencias
- Gates, B. (2021). Cómo evitar un desastre climático. Las soluciones que ya tenemos y los avances que aún necesitamos. Primera edición. Penguin Random House Grupo Editorial.